Acabo de terminar ‘Padre Rico, padre Pobre: Qué les enseñan los ricos a sus hijos acerca del dinero, ¡que los pobres y la clase media no! de Robert T. Kiyosaki’.
Aunque sin duda este libro es ya un clásico de las finanzas personales y se pueden extraer grandes aprendizajes de él, tras su lectura comprendo que Kiyosaki también tenga sus detractores. Porque, realmente, más que un manual de educación financiera, «Padre Rico, Padre Pobre», es un libro que pretende mostrarte cómo llegar a ser rico. Y para eso te recomienda realizar un tipo de operaciones para las que ni todo el mundo está capacitado, ni en todos los sitios salen tan bien como en la dinámica y poco regulada economía de los Estados Unidos.
Con todo ello creo que es un libro del que se puede aprender mucho, es didáctico y entretenido. Y, sobre todo, es de ese tipo de libros que no te va a dejar indiferente.
De todo el libro me gustaría destacar tres grandes aprendizajes.
1. La necesidad de abandonar «la carrera de la rata»
La mayor parte de las personas que forman la clase media se encuentran en la misma situación que el pobre hámster que corre en una rueda dentro de una jaula. Pensemos en el típico profesional que se esfuerza en formarse y en trabajar duro para así conseguir aumentos de sueldo. Y, sí, al cabo de unos años gana significativamente más que cuando empezó a trabajar. Pero no le luce. Porque según aumentan sus ingresos, sus gastos se disparan en la misma proporción, ya que los incrementos de sueldo no han ido destinados a ahorrar, sino a comprar una casa mejor, un coche mejor, una mejor educación para sus hijos, etc.
Atrapados en la carrera de la rata
Tampoco el gobierno, con sus impuestos progresivos sobre las rentas del trabajo, ayuda demasiado en esto. Así que la desgraciada persona de clase media de la que hablamos (y en la que seguro que muchos nos sentimos representados) se pasa la vida esforzándose y trabajando duro para pagar facturas, educar a sus hijos y cumplir con sus obligaciones fiscales. Y cuando llega a la jubilación se da cuenta de que, financieramente, apenas se ha movido de su posición original. Igual que el hámster.
Como dice sabiamente Kiyosaki, los ricos no se hacen ricos por su trabajo, sino que tienen otras fuentes de ingresos. Así que si queremos prosperar financieramente no lo podemos confiar todo a los aumentos de sueldo, sino que tenemos que ser capaces de construir lo que él llama nuestra «columna de activos» que son el conjunto de bienes que nos van a generar ingresos sin necesidad de trabajar.
Esos activos pueden ser muy variados: inmuebles para alquilar, acciones, fondos de inversión, criptomonedas…. La clave es que nos generen ingresos sin trabajar. De forma que el día que nos jubilemos, porque somos mayores o porque simplemente no queremos trabajar más, podamos vivir de nuestra columna de activos y no de nuestro trabajo personal.
2. Qué es un activo y que es un pasivo
La segunda enseñanza interesante de este libro es comprender qué es un activo y qué es un pasivo. Y eso, en contra de lo que estamos acostumbrados, no es exactamente lo que nos dice el Plan General de Contabilidad.
Para Kiyosaki un activo es algo que nos genera ingresos. Y un pasivo, algo que nos genera gastos. La gran diferencia entre los ricos y los pobres es la relación que tienen con activos y pasivos. Así, mientras los ricos adquieren activos, los pobres y la clase media adquieren pasivos.
Esto hace que los ricos sean cada vez más ricos, porque con los ingresos que generan sus activos son capaces de comprar más activos. Y los pobres y la clase media no pueden salir de su situación actual. Los pobres porque dedican gran parte de sus ingresos de trabajo a pagar los intereses de las deudas que adquieren para sobrevivir. Y la clase media porque dedica sus rentas del trabajo a pagar los gastos que les generan las propiedades no rentables que adquieren. Entre las que está su vivienda habitual.
Sí. Lo has entendido bien. Para Kiyosaki, la vivienda habitual en propiedad no es un activo y sino un pasivo. Y eso es así porque la vivienda habitual no nos genera ingresos, sino gastos. Eso no quita para que sea estupendo tener tu propia casa. Pero, financieramente, invertir tu dinero en una casa no te hace ser más rico. A pesar de lo que la mayor parte de la gente cree. Tengo que decir que al terminar este capítulo sentí ganas de llorar.
Sí. Tu vivienda habitual es un pasivo. Y no me digas que se ha revalorizado ¿acaso la vas a vender?
Esto es muy importante porque normalmente la gente cuando se compra su vivienda habitual está muy tranquila porque no está gastando, sino que está invirtiendo. Pero la realidad es que cuanto mejor sea la casa en la que vivimos más gastos tendremos ya que tendremos que pagar intereses de la hipoteca, impuestos, gastos de mantenimiento, comunidad, etc.
Además de la vivienda habitual existen otros pasivos que, a menudo, confundimos con activos. El coche en propiedad es un pasivo (no digamos si tenemos dos coches en casa). Y, por supuesto, también lo es el apartamento de la playa que te estás pensando en comprar cuando te suban el sueldo y que ocuparás 15 días al año. Sin duda, una de las mayores piedras que te vas a echar al cuello.
La clase media está muy confundida con esto. De hecho, según Kiyosaki, «los ricos adquieren activos, los pobres adquieren pasivos, y la clase media adquiere pasivos pensando que son activos»
Así que, ya sabes. No centres tus esfuerzos financieros en mejorar tu vivienda y tu parque móvil. Abandona la carrera de la rata invirtiendo en una columna de activos rentables (por ejemplo, acciones o un piso para poner en alquiler) que te generen ingresos sin trabajar.
3. Págate el primero
La mayor parte de las personas de clase media lo primero que hace cuando cobran su sueldo es pagar todas sus facturas. Pagan la hipoteca de su vivienda habitual, pagan el colegio, pagan las extraescolares de sus hijos, la tarjeta visa del mes anterior, la luz (¡qué dolor!), el móvil…..Y al final de mes, si les ha sobrado algo, lo ahorran.
Según Kiyosaki si te comportas así estás cumpliendo con todo el mundo menos contigo. Si de verdad quieres construir tu columna de activos, lo primero que tienes que hacer es pagar eso primero. Porque si no, no ahorrarás. Ya que la presión a la que te someterá todo tu entorno hará que tú seas el que se queda sin cobrar.
Me alegró leer esto de Kiyosaki, porque después de haber quedado anímicamente desolado tras leer lo de la carrera de la rata y lo de la vivienda habitual, por fin encontré algo que estaba haciendo bien. Y es que, desde hace años, tengo domiciliada una aportación mensual a mi plan de pensiones y a un SIALP (Seguro Individual de Ahorro a Largo Plazo.) que me pasan por mi cuenta corriente al día siguiente de cobrar la nómina.
Y eso es fundamental, no solo por diversificar temporalmente la inversión, sino porque el resto de necesidades familiares ceden ante la necesidad más importante, que es construir mi columna de activos para la jubilación. Si hiciese al revés, y esperase a diciembre para hacer mi aportación a mis inversiones para la jubilación, habría muchos años que apenas hubiera podido aportar nada. También es verdad que habríamos disfrutado de vacaciones en familia mucho más lujosas… pero si quieres ahorrar para el futuro, no te queda más remedio que auto limitarte de alguna manera.
El resto del libro es interesante. Leyéndolo aprenderás a protegerte de los impuestos, a limitar las pérdidas en tus inversiones y a generar dinero rápido asumiendo algunos riesgos controlados.
Y, además de interesante, es bastante entretenido. Algo que se agradece en un mundo tan manido y poco original como es el de las finanzas personales.
Así que te aconsejo que te lo leas y comiences, si no lo has hecho ya, a construir una columna de activos que te permita, poco a poco, ir generando ingresos que no dependan de tu trabajo personal.
¿O eres de los que va estar trabajando hasta los 75 años como empieza a insinuarnos el Gobierno? Conmigo que no cuenten para eso, desde luego.